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Big volcanic rocks in sunset lights in San-Andres island, Caribb

San Andrés es un Paraíso de Colores

El Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina es un tesoro natural en el Caribe conformado por un conjunto de islas, cayos y bancos de coral que albergan una riqueza biológica singular y componen la extensión de cobertura coralina más grande de Colombia y uno de los más importantes en el Caribe occidental. Estas características fueron reconocidas por la UNESCO para declarar esta área como la Reserva de Biosfera Seaflower. El conjunto de ecosistemas presentes, tanto marinos como terrestres, brindan hogar a miles de especies de fauna y flora, algunas endémicas y raras que solo se encuentran en esta región oceánica.

La isla de San Andrés es la más extensa del archipiélago con un área aproximada de 27 km2. Bordeada por arrecifes coralinos que conforman una barrera natural que la protege del fuerte oleaje, la isla vislumbra diferentes tonalidades azules en el mar gracias fondos de praderas de pastos marinos, arena o parches de coral. Este es un paisaje inigualable que le confiere el título del “Mar de los Siete Colores”. Adicionalmente, en su sección costera y terrestre posee hermosas playas de arena blanca de origen coralino, manglares, litorales rocosos y relictos de bosque seco tropical, que le otorgan a la isla una combinación única y la convierte en destino soñado para el que quiere deleitarse con estos atributos de la naturaleza.

Desde ecosistemas como los coloridos arrecifes de coral hasta el enigmático bosque seco tropical, o desde especies clave como los tiburones hasta el emblemático cangrejo negro, los visitantes encuentran oportunidades inigualables para adentrarse en la belleza natural de la isla a través experiencias turísticas sostenibles. Sin embargo, la fragilidad de los ecosistemas y las amenazas a las que se enfrentan hacen que la conservación de su biodiversidad sea esencial para una sostenibilidad a largo plazo.

Apuntando a un desarrollo sostenible es importante que las actividades turísticas se realicen de manera responsable con el entorno y que, además de que generen ingresos para la comunidad local, se conviertan en experiencias enriquecedoras y educativas para aquellos que aman la naturaleza y quieran aportar a la conservación de la biodiversidad de este territorio. La Reserva de Biosfera Seaflower debe apuntar a ser un ejemplo mundial de turismo con responsabilidad donde se entienda la importancia de proteger y conservar la biodiversidad para garantizar la vida de futuras generaciones. La conservación de la biodiversidad es una responsabilidad moral y debemos, entre todos, ser los guardianes de las especies que habitan este territorio insular.

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